Crédito: Octavio Aburto / Mares Mexicanos

‘Áreas de Prosperidad Marina’ Representan una Nueva Esperanza en la Conservación

Un enfoque mejorado para la conservación marina alinea la restauración ecológica con el bienestar humano

¿Podría el 2025 ser el año en que los esfuerzos de protección marina reciban un “impulso”? Según un equipo de investigadores enfocados en la conservación, incluido Octavio Aburto de la Institución Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego, ha llegado el momento.

En un nuevo estudio publicado el 6 de febrero en la revista Frontiers in Marine Science, Aburto y un equipo multinacional de científicos marinos y economistas presentan un marco integral para las Áreas de Prosperidad Marina, o MPpAs. Con un enfoque en la prosperidad—la condición de éxito o florecimiento—este esfuerzo basado en la ciencia alinea el bienestar humano con la restauración de entornos marinos y costeros designados.

Las Áreas de Prosperidad Marina representan un enfoque más holístico para la conservación marina, con un marco que busca utilizar inversiones financieras específicas para mejorar la prosperidad humana durante los períodos de restauración ecológica activa. Para lograr plenamente la visión de las Áreas de Prosperidad Marina, los autores del estudio están llamando a gobiernos, organizaciones no gubernamentales y actores locales a promover las MPpAs como una piedra angular de los esfuerzos de conservación global, comprometiéndose con las inversiones y asociaciones necesarias para construir un futuro sostenible.

“La conservación a menudo exige sacrificios hoy para obtener beneficios en décadas futuras—una expectativa poco realista para comunidades que enfrentan presiones socioeconómicas inmediatas,” dijo Aburto, autor principal del estudio y profesor de biología marina en Scripps Oceanography. “Nuestro modelo para las Áreas de Prosperidad Marina aborda este desafío, delineando cómo se puede mejorar la prosperidad humana mientras esperamos la recuperación ecológica. Alineando estratégicamente los esfuerzos de recuperación, es posible que tanto las personas como los ecosistemas prosperen.”

Two small boats on the water at sunset
Crédito: Octavio Aburto / Mares Mexicanos

Si se implementan, las Áreas de Prosperidad Marina tienen el potencial de ser una herramienta clave para alcanzar los objetivos de conservación global, dijeron los autores. Esto incluye la meta “30 por 30” establecida por el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal, un compromiso internacional para proteger el 30% de los océanos del mundo para 2030.

El nuevo marco se basa en varias décadas de investigación sobre Áreas Marinas Protegidas (AMPs), pesquerías y hábitats costeros en la Península de Baja California, México, y en todo el Golfo de California—uno de los puntos críticos marinos más importantes del mundo. Los autores reconocieron la necesidad de transformar el modelo existente de implementación de protecciones marinas porque, a pesar de décadas de esfuerzos, no ha habido un marco unificador. El nuevo modelo emplea inversiones financieras estratégicas y asociaciones comunitarias adaptadas para alinear los ámbitos de la conservación ecológica, el crecimiento económico, la responsabilidad ambiental y la política social—beneficiando en última instancia tanto a las personas como al planeta.

Por ejemplo, en áreas marinas con gran belleza natural, el financiamiento inicial podría promover el ecoturismo apoyando empresas comunitarias de buceo o esnórquel. En otras áreas, pequeñas subvenciones podrían ayudar a los locales a establecer iniciativas de acuicultura sostenible o financiar esfuerzos tecnológicos para crear arrecifes artificiales para la restauración ambiental. En general, el enfoque está en fomentar oportunidades para que los miembros de la comunidad diversifiquen sus medios de vida, gestionen los recursos naturales de manera sostenible y fomenten el crecimiento económico.

“El concepto de Áreas de Prosperidad Marina puede ayudarnos a cerrar la brecha entre los resultados ambientales y sociales,” comentó Alfredo Giron, coautor del estudio y exalumno de Scripps Oceanography, quien ahora se desempeña como jefe de la Agenda de Acción Oceánica del Foro Económico Mundial y Amigos de la Acción Oceánica. “Nos da la oportunidad de comprender que la naturaleza y las personas están inextricablemente vinculadas y, como tal, un plan de gestión marina debe buscar resultados para ambos.”

Aerial view of a pristine coastal area in Mexico
Crédito: Octavio Aburto / Mares Mexicanos

Los autores identificaron tres fases distintas—llamadas “Pilares de Intervención”—que caracterizan el establecimiento de un Área de Prosperidad Marina:

1. Compromiso Comunitario y Co-Diseño: El enfoque principal es movilizar a la comunidad e involucrar activamente a todas las partes interesadas relevantes en la definición colaborativa de la prosperidad y la visualización de caminos para lograrla. Esta fase prioriza el co-diseño de estrategias sostenibles para el uso de los recursos marinos y se alinea con las aspiraciones de la comunidad local, fomentando un sentido de inclusión.

2. Desarrollo de Capacidades, Gobernanza e Infraestructura: El objetivo de esta etapa es establecer los elementos esenciales para el Área de Prosperidad Marina. Esto incluye invertir en la capacidad de la comunidad para diseñar e implementar la MPpA, desarrollar un sistema de gobernanza con marcos legales y estatutarios para supervisarla, integrar mecanismos de resolución de conflictos y crear la infraestructura para su aplicación.

3. Monitoreo, Aplicación y Co-Gestión: Esta etapa forma la base para la implementación de un marco de gestión colaborativo y adaptativo. Las actividades efectivas de aplicación y monitoreo son fundamentales, proporcionando datos científicos para informar continuamente las decisiones de gestión y permitiendo que las partes interesadas mejoren todas las dimensiones de la prosperidad.

El marco centrado en la prosperidad es un plan ambicioso con una visión a largo plazo, dijeron los autores. Aprovecha un conjunto de estrategias de intervención e inversión comunitarias “probadas y comprobadas” para fortalecer y expandir el acceso a la ciencia ambiental, los bienes y servicios sociales y los beneficios financieros de la economía azul.

“El concepto ofrece una hoja de ruta para una conservación inclusiva y efectiva, donde tanto las comunidades como la naturaleza puedan prosperar, siempre que la inversión y la participación proactiva sean prioridades”, mencionó la coautora del estudio Catalina López, directora del Programa Marino del Golfo de California, Instituto de las Américas.

A small boat with fishermen and pelicans
Crédito: Octavio Aburto / Mares Mexicanos

Los autores analizaron varios casos de protección marina como guía, como el establecimiento del Parque Nacional Cabo Pulmo en 1995. Ubicada en Baja California Sur, México, esta pequeña reserva marina de “no extracción” estuvo una vez agotada por décadas de sobrepesca y contaminación. Un esfuerzo de conservación colaborativo liderado por científicos, el gobierno mexicano y la comunidad de Cabo Pulmo—incluidos pescadores locales—ha permitido que las poblaciones de peces locales se repongan y recuperen, beneficiando tanto al medio marino como a la economía.

Además de Cabo Pulmo, los éxitos de protección marina en La Paz y Bahía Santa María en México ayudaron a dar forma al diseño del nuevo marco. Los tres esfuerzos se beneficiaron de una fuerte participación comunitaria y financiamiento sostenible, con dinero inicial o pequeñas subvenciones siendo esenciales para su éxito.

No todos los esfuerzos de protección marina han sido igualmente exitosos. En algunos casos, la comunidad no pudo involucrarse completamente debido a desafíos financieros mientras esperaban el largo proceso de recuperación del ecosistema. El nuevo marco busca solucionar este problema financiando proactivamente iniciativas que apoyen la prosperidad humana, en lugar de depender pasivamente de la recuperación del ecosistema para catalizar el cambio social y el crecimiento económico.

También busca atender los intereses y necesidades de una amplia gama de actores, incluidos los sectores económicos dependientes de usos extractivos y no extractivos del medio marino, así como los pueblos indígenas, las comunidades locales y otros grupos desatendidos.

“Uno de los mayores desafíos para su implementación exitosa será garantizar un apoyo sostenido a esta visión en todas las etapas,” mencionó Valentina Platzgummer, coordinadora del Programa de Liderazgo en Conservación e investigadora del Centro para la Biodiversidad Marina y la Conservación, A.C. “Será crucial mantener un compromiso a largo plazo por parte de todos los actores, tanto en términos de financiamiento como de apoyo, para navegar las complejidades y asegurar que los objetivos del marco se cumplan.”

A scuba diver and a sea turtle
Crédito: Octavio Aburto / Mares Mexicanos

Los autores enfatizaron que ya existe un “fuerte deseo” por parte de muchas personas y organizaciones de contribuir y apoyar iniciativas como las Áreas de Prosperidad Marina. Este sentido colectivo de asociación será fundamental para el éxito a largo plazo de cualquier esfuerzo de conservación.

“Este entusiasmo por colaborar es esencial y estoy segura de que, con esfuerzos organizados y enfocados, podemos lograr el cambio sistémico necesario para proteger y sostener nuestros océanos,” comentó Rocío Abud Mirabent, directora de la Fundación Coppel, una organización que trabaja con socios para mejorar la calidad de vida de las personas en México.

En su conjunto, el marco propuesto de las Áreas de Prosperidad Marina ofrece una visión esperanzadora en la que los ecosistemas prósperos y las comunidades florecientes pueden coexistir, restaurando el vínculo entre las personas y el mar. Los autores también señalaron que el marco es altamente adaptable, lo que lo hace adecuado para su implementación a nivel global.

“Esta visión no solo es alcanzable, sino esencial para nuestro bienestar colectivo frente a los crecientes desafíos ambientales y sociales,” escribieron.

Los coautores adicionales del estudio incluyen a Erica Ferrer de UC Santa Cruz, América Ávalos Galindo y Claudia Núñez Sañudo de Fundación Coppel en México, Fabio Favoretto de Scripps Oceanography, Isabel Mendoza Camacho de SUCEDE Sociedad en Acción Sinaloa en México, Marisol Plascencia de La Cruz del Centro para la Biodiversidad Marina y la Conservación en México, y Alejandro Robles de NOS Noroeste Sustentable en México.

El financiamiento para miembros individuales del equipo de investigación provino de la Fundación Mary Jameson, la Fundación Baum, el programa de becas posdoctorales del rector de UC Santa Cruz y la Fundación David y Lucile Packard.

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